Para entender el papel que juegan las pastas de dientes blanqueadoras, es importante diferenciar entre el blanqueamiento profesional y la limpieza que ofrecen estas pastas.
El blanqueamiento dental profesional, realizado por dentistas, utiliza agentes como peróxido de hidrógeno en concentraciones elevadas que penetran en el esmalte y la dentina, modificando químicamente el color del diente para aclararlo varios tonos de forma segura y controlada.
En cambio, las pastas dentífricas blanqueadoras suelen contener agentes abrasivos y, en ocasiones, compuestos químicos suaves, pero en concentraciones mucho menores. Su objetivo principal es eliminar las manchas superficiales producidas por alimentos como café, té, vino o tabaco, y no modificar el color intrínseco del diente.
Cómo funcionan
Estas pastas incluyen partículas abrasivas que ayudan a eliminar la placa y las manchas superficiales adheridas al esmalte. Algunos ejemplos son sílice hidratada o carbonato cálcico, que actúan frotando suavemente la superficie del diente.
Además, ciertos productos contienen agentes químicos blanqueadores en bajas concentraciones, como el peróxido de hidrógeno o compuestos derivados, que pueden tener un efecto aclarador leve.
Pero este efecto es limitado y depende mucho del tiempo y la constancia del uso. No se trata de un cambio radical, sino de una mejora sutil que puede ayudar a mantener la blancura después de un tratamiento profesional o a retrasar la aparición de manchas.
Riesgos del uso de estas pastas de dientes
Uno de los principales riesgos asociados a estas pastas es su potencial abrasividad. Si se utilizan con demasiada frecuencia o con un cepillado agresivo, pueden desgastar el esmalte dental. Esta pérdida de esmalte puede aumentar la sensibilidad dental y, paradójicamente, hacer que los dientes parezcan más amarillentos, ya que se expone la dentina subyacente, que es más oscura.
Por otro lado, no son eficaces para tratar manchas internas o cambios de color que afectan al interior del diente, como los provocados por antibióticos o traumatismos.
Por todo ello, es fundamental elegir productos con baja abrasividad (puedes buscar el índice de abrasividad relativa o RDA) y no abusar de ellos.
Las pastas blanqueadoras pueden ser un buen complemento para mantener la sonrisa después de un tratamiento profesional o para quienes presentan manchas superficiales leves. También pueden ser útiles para personas que desean una mejora cosmética moderada sin recurrir a procedimientos en clínica.
Sin embargo, si buscas aclarar varios tonos o corregir manchas más profundas, la solución está en tratamientos profesionales supervisados por dentistas.
Cuando se usan correctamente, las pastas dentífricas blanqueadoras son seguras para la mayoría de las personas. Sin embargo, en casos de dientes sensibles, problemas de encías o esmalte debilitado, conviene consultar al dentista antes de incorporarlas a la rutina diaria.
Además, recuerda que ninguna pasta dental sustituye las revisiones periódicas, limpiezas profesionales ni un diagnóstico adecuado.