Las caries son una de esas cosas de las que nadie quiere hablar, pero que, si no te ocupas de ellas, tarde o temprano te dan la sorpresa. Y créeme, no es nada agradable. De repente, estás ahí, en tu clínica dental de confianza esperando que te diga algo bueno y… ¡zas! Te suelta que tienes un agujero en el diente. Así que mejor vamos al grano: ¿qué son las caries, por qué aparecen y, lo más importante, qué puedes hacer para combatirlas?
¿Qué son las caries y por qué se forman?
Las caries son básicamente agujeros que se abren camino en tus dientes. ¿Por qué? Porque las bacterias que viven en tu boca están de fiesta todo el tiempo. Las bacterias se alimentan de los azúcares que comes, producen ácidos, y esos ácidos terminan desgastando el esmalte de tus dientes. Y cuando el esmalte cede, adivina qué… ¡Aparece una caries!
Pero no todo es culpa de las bacterias. A continuación, te dejo las principales causas de las caries, porque saber por qué suceden es el primer paso para ponerles fin:
- Mala higiene bucal: Sí, esto es lo obvio, pero más de uno lo pasa por alto. Si no limpias bien tus dientes, la placa bacteriana se acumula y empieza a hacer de las suyas.
- Azúcar y más azúcar: Si te gusta lo dulce, ojo. El azúcar es como gasolina para las bacterias que causan las caries. Ellas se lo comen y producen ácidos que erosionan el esmalte.
- Boca seca: La saliva es una aliada natural contra las caries, porque ayuda a limpiar la boca. Si tienes la boca seca –quizá por algunos medicamentos o simplemente por falta de agua–, tienes más posibilidades de acabar con caries.
- Factores genéticos: Algunas personas tienen más predisposición a las caries por genética. No es excusa para descuidarse, pero sí un aviso para que redobles la atención.
Tratamientos contra las caries
Ya está claro cómo y por qué se forman, pero lo importante es cómo solucionarlo. Si tienes una caries, no puedes ignorarla esperando que desaparezca. Necesita tratamiento, y cuanto antes, mejor.
- Empaste dental (Obturación): Si la caries no está muy avanzada, el dentista limpia la zona afectada y rellena el agujero con un material especial. Es rápido y sencillo, y ¡adiós caries!
- Coronas o incrustaciones: Si la caries es grande y el diente está dañado, puede que necesites una corona. Básicamente, se recubre el diente para que vuelva a su función sin problemas.
- Tratamiento de conducto: Cuando la caries llega a la pulpa del diente (donde están los nervios), el empaste no basta. Aquí es donde entra en juego la famosa endodoncia. Se limpia el diente a fondo, se elimina el nervio afectado y se sella.
- Fluoración y selladores dentales: Si la caries recién empieza, aplicar flúor puede ayudar a remineralizar el esmalte y detenerla. Y para evitar futuras caries, se pueden aplicar selladores en las zonas de mayor riesgo.
- Extracción: Este es el último recurso. Si el diente está muy deteriorado y no hay forma de salvarlo, el dentista tendrá que extraerlo. Y créeme, no querrás llegar a ese punto.
¿Cómo evitar las caries? La guía rápida para no acabar en la silla del dentista
Prevenir las caries no es complicado, pero requiere constancia. Aquí tienes algunas prácticas para que no tengas que lidiar con ese doloroso “agujero sorpresa” en tu diente:
- Cepíllate los dientes bien, al menos dos veces al día. Parece de manual, pero un buen cepillado (sin saltarse ni un rincón) hace maravillas.
- Limita el azúcar. No es que debas dejarlo del todo, pero cuanto menos comas, menos le das de comer a las bacterias.
- Usa hilo dental. Nadie quiere hacerlo, pero es necesario. El hilo llega donde el cepillo no, eliminando la placa entre los dientes.
- Visita al dentista cada seis meses. No esperes a que el dolor te lleve de emergencia. Con una visita regular, el dentista puede detectar problemas antes de que empeoren.
Las caries no son ningún misterio, y lo mejor que puedes hacer es prevenirlas. Si tienes una, trátala cuanto antes, y si no, mantén tus dientes limpios y cuidados. Al final, todo se reduce a buenos hábitos y un poco de atención. Así que, cuida tus dientes y evita que las caries se conviertan en un problema mayor. Porque, al fin y al cabo, una sonrisa sana es el mejor accesorio que puedes llevar.